sábado, 10 de abril de 2010

La música y su influencia en los estados de ánimo





Como buscadora de formas de ayudar a encontrar el equilibrio entre lo mental y la salud física, siempre me intereso en las terapias complementarias, hace ya más de un año me encontré con la música.
Años atrás mientras estudiaba mejorar mi voz por medio del canto para poder enfrentar mejor el hablar en público, noté que ciertas vocalizaciones producían un estado muy especial casi mágico de conexión grupal , al mismo tiempo que una sensación de paz y de mancomunión espiritual. Por ello cuando tuve la oportunidad de practicar con la música como terapia, me entregué completamente a vivir la experiencia.
Desde siempre el canto ha estado asociado al hombre con un sentido espiritual por un lado, lúdico por otro y sanador en un tercero.
Es este último aspecto el que hoy destaco, de alguna forma se toca también tangencialmente con la risoterapia, con la biodanza, con el canto primal, danza vital, bioenergética, visualización guiada con música y todas las corrientes terapeúticas que aplican de alguna forma el sonido y las vibraciones externas o internas como forma de restablecer este equilibrio entre el cuerpo y el alma , que hoy nombramos también técnicas holísticas.
Escuchamos sonidos ya en el interior del útero, antes de nacer, el ritmo del corazón de la mamá, el sonido de la sangre al fluír por las venas, el sonido de las voces externas y luego cuando enfrentamos el mundo, todas las voces, sonidos naturales y no naturales producidos por los instrumentos. Estamos tan ligados al sonido que incluso en estado de sueño, hay personas que utilizan grabaciones para aprovechar el tiempo y estudiar, demostrando así que aún en el acto de dormir nuestros oídos están alertas y son capaces de procesar los sonidos externos.
La música, llena de sonidos, está también asociada a nuestras emociones, como ejemplo gráfico al escuchar una melodía podemos asociarla a una época de nuestra niñez, o al primer pololeo, o a una situación determinada. De esta misma forma, al asociarla a un evento particular, generamos cambios internos que provocan una alteración de la conciencia y del estado corporal. Si la melodía nos evoca algo alegre , nuestro cuerpo se sentirá estimulado por las sustancias que libera nuestro organismo como efecto de la escucha musical, incluso los niños comienzan a moverse en forma natural al escuchar ciertas canciones. Si la música tiene ritmos cadenciosos y notas graves, el efecto será de relajación y bienestar. Podríamos seguir enumerando variables que demuestran la reacción humana frente a la música, sólo diré que si aprendemos a usarla para producir efectos positivos en nuestro estado general, nos beneficiaremos grandemente y ya estaremos hablando de un campo que hoy comienza a conocerse más y con pruebas médicas, la neurociencia.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Los abrazos sanadores

A raiz de la situación provocada por el terremoto y posterior maremoto, cada uno de nosotros se ha visto de una u otra forma tocado por lo ocurrido. Si no fué en forma directa, lo ha sido en forma tangencial a través del diario, la radio, las noticias o de lo que comentan todos en la calle. Es algo a lo que no podemos escapar.
Esta ruptura forzada de la "tranquilidad" provoca distintas reacciones que son respuestas a una crisis , algunas personas se pondrán más sensibles a cualquier movimiento, otras sentirán pocos deseos de moverse de su casa, algunos se expresarán angustiados sin lograr focalizar la causa exacta, porque lo que provoca angustia está en realidad en todo lo que nos rodea, la sensación generalizada de vulnerabilidad frente a la naturaleza.
Un niño, en forma natural, busca apoyo en un otro distinto que le proporcione seguridad, protección y confianza, pero, los adultos no nos permitimos reaccionar de la misma forma, se espera de un adulto que sea quien entregue la seguridad. La realidad además nos hace a todos diferentes y al no tener las mismas fortalezas ni conductas, frente a situaciones puntuales como un terremoto, algunas de nuestras reacciones adultas están dirigidas por los miedos internos, aprendizajes previos, actitudes heredadas y rasgos culturales aprendidos.
La sensación de vulnerabilidad se manifiesta en la necesidad de contención, de recibir afecto, de ser escuchado en sus miedos, de ser validado en sus temores, pero en la masa urbana, anónima, nadie se permite abrazar,escuchar o contener a otro que no sea directamente conocido o esté relacionado afectivamente de alguna forma.
El viernes antes de la teletón organizada para reconstruír Chile, movida por mi propia necesidad de ayudar a la distancia y de ayudarme para sentir que sí podía hacer algo, estuve en estación de metro regalando abrazos.
Al abrazar a extraños, llegaba a mi gente de Concepción, Talcahuano, Penco, Dichato, Coelemu, Lirquén, ya que soy de ésa zona, pero además me percaté, como en otras ocasiones que he realizado esta actividad, de la ruptura de la monotonía que provocaba mi actitud, algunos reían, otros pasaban leyendo mi letrero, algunos tomaban fotos y otros abrazaban, éstos últimos me confesaban su propia necesidad de sentirse abrazados y contenidos, pero yo también recibía, me llené de amor fraterno, de sonrisas y de una emoción distinta.
Los abrazos son mágicamente sanadores.

martes, 23 de febrero de 2010

Reír para sanarse

Siempre busco novedades relacionadas con el tema de la risa y sus efectos sanadores, releyendo un libro dedicado al tratamiento del dolor agudo y crónico, encontré la base científica que apoya la famosa frase "la risa, remedio infalible", frase que me acompañó en mis lecturas juveniles,cuando leer el "Reader's Digest" era un placer escondido.
El dolor tiene componentes fisiológicos,conductuales y afectivos. Los fisiológicos constituyen respuestas normales a alguna agresión del medio, se producen entonces respuestas corporales a través de liberación de fluídos u hormonas que cambian el equilibrio normal del cuerpo. Las conductas evitativas del dolor, provocan en algunas personas aislamiento, depresión, cambios del estado del ánimo, generados también por las sensaciones producidas por las respuestas fisiológicas.
En la parte afectiva, cada dolor es distinto, cada uno lo siente en forma personal según su propio umbral , absolutamente único en intensidad y tiempo,aquí es donde la risa puede ayudar, porque al reír reinvertimos la sensación de disconfort, liberando sustancias llamadas endorfinas, sustancias opioides endógenas que ayudan a cambiar la percepción de bienestar. Al reír, aunque sea en forma dirigida, aplicando técnicas o con ayuda de películas e imágenes, se cambia el ritmo respiratorio, aumenta el ingreso de oxígeno y permite un control voluntario del dolor.
La relajación producida por la vibración de la risa ayuda a manejar el estímulo doloroso y las endorfinas producidas permanecen horas en el cuerpo, relajando las zonas con dolor.
Poco hacemos en forma natural para evitar el dolor, ahora que sabemos que la risa ayuda tanto, entenderemos mejor el porqué Patch Adams sigue abriendo esperanzas en los hospitales con su nariz roja.

sábado, 6 de febrero de 2010

El verano

Siempre el verano trae cosas agradables, poder sentir el relajo, el no tener que hacer cosas en forma obligada y quizás el que la ciudad se ve más tranquila es especial. Es cierto que no disfruto del calor excesivo y prefiero las tardes cuando ya refresca, entonces... mis pies toman cualquier rumbo para regresarme luego a casa.
Normalmente pensamos que pasarlo bien es estar siempre acompañados, pero eso no nos da tiempo para descansar, descansar de verdad y poder de paso ordenar ideas y planificar o proyectar lo que viene.
A veces aunque planifiquemos algo, no siempre el resultado es lo esperado, pero hacerlo también nos permite poder tomar decisiones y hacer cambios, ésa es la verdadera libertad, no es sólo dejar que las cosas sucedan, sino hacer que sucedan para uno.
Así es que, generalmente, no tomo vacaciones con el resto de la gente y aprovecho esos espacios silenciosos para respirar con más pausa, para dejar incluso cosas sin hacer, para dormir un rato más, pero en mi cama y para pensar en lo que me gustaría de veras hacer. Si lo hago o no , forma parte de las decisiones que elijo, pero no me altera, porque inmediatamente se abre un nuevo camino de opciones.
Entonces escojo ir o dejar de ir a un concierto, leer o no un libro, darme o no una ducha después de caminar por la tarde...en fin libertad en todo.
Marzo es otra cosa, ahí noto la diferencia, marcada la vida por horarios propios y ajenos, corriendo en busca de cosas tangibles e intangibles.
Mientras tanto,en este hoy que vivo, cerca ya de la medianoche, acompañada del silencio de la casa dejo correr los dedos por el teclado para acercarme a otros.