Hace tiempo se descubrió que si miras una sonrisa no puedes evitar sonreír a tu vez, es un acto absolutamente reflejo, así sea la miremos en directo, en una película o en una foto, la sonrisa mágicamente entra en nosotros produciendo un cambio invisible en nuestro cuerpo. Sonreímos desde nuestro interior, con cada célula, cada una de ellas tiene una memoria que reconoce la sonrisa como algo positivo, nos sentimos bien, amados y con capacidad de amar.
Tratemos entonces de sonreír frente al espejo por las mañanas, al otro con el que nos cruzamos en la calle y lograremos hacer de alguna manera mínima que otro también se sienta bien y nosotros mejor al ver que se nos devuelve sonrisa por sonrisa.
lunes, 28 de abril de 2008
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